La nocividad de las siliconas en los cosméticos es una cuestión muy debatida. Los temas más relevantes hacen referencia a los efectos de la silicona en la piel, el cabello y el medioambiente.
Efectos de la silicona en la piel
Como las siliconas de los productos cosméticos no penetran en la piel, su efecto alisador y suavizante es solo temporal y desaparece tras el lavado. En cambio, los ingredientes vegetales como el aloe vera y el aceite de oliva pueden fortalecer la piel y mejorar su aspecto de forma duradera. Además, tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Efectos de la silicona en el cuidado del cabello
El uso prolongado de productos para el cuidado del cabello que contienen silicona no solo puede provocar problemas a corto plazo, como cabello apagado o picor en el cuero cabelludo, sino que también puede debilitar la estructura capilar. Las siliconas recubren todo el pelo, lo que inicialmente puede dar lugar a un cabello brillante y suave.
Sin embargo, con el tiempo, las siliconas pueden apelmazar el cabello y reducir su capacidad natural para absorber la humedad, volviéndolo quebradizo y frágil. Para eliminar los residuos de silicona, se necesita un champú purificante, que es más agresivo que los champús convencionales y, por tanto, solo debe utilizarse con poca frecuencia.
Impacto medioambiental
Los riesgos medioambientales de las siliconas en cosmética aún no son concluyentes. Sin embargo, los productos que contienen silicona llegan a las aguas subterráneas y al suelo, lo que puede provocar contaminación.
Aunque pueden descomponerse por factores externos, como la intemperie, el proceso es lento, ya que las moléculas estables tienen pocos incentivos para reaccionar con otros compuestos.
Las propiedades poco degradables de las siliconas hacen que permanezcan en el medioambiente durante largos periodos de tiempo y tengan efectos potencialmente nocivos.
Algunas siliconas cíclicas están prohibidas desde 2020 por motivos medioambientales y sanitarios. Se sospecha que el octametilciclotetrasiloxano (D4) perjudica la fertilidad, mientras que el decametilciclopentasiloxano (D5) ha sido criticado por su impacto medioambiental. Tiene un efecto bioacumulativo, lo que significa que se acumula en los organismos vivos.